Saturday, November 26, 2011

GRAL.PIP (F) TEOFILO ALIAGA SALAZAR, Q.E.P.D.


Dr. (Teniente General) Teófilo Aliaga Salazar (TAS)
Lima, 30 de julio de 1931- Lima, 26 de Noviembre 2011
Nació para ser líder, y destacó como estudiante, como cantante, como poeta, y como líder de su institución, teniendo veintitantos años provocó, con la lógica de su mente analítica, su elocuencia audaz y la impulsividad de su juventud y carácter, la autonomía funcional de su Institución, la Policía de Investigaciones del Perú (P.I.P.), ya que hasta entonces existía el CIVI (Cuerpo de Investigación y Vigilancia),  que en el año 1948 adquiriría "cierta" autonomía e independencia del del resto de la policía, algo que sólo quedó en el papel, según me he enterado hoy, 26 de octubre del 2011, algunos años después de haber escrito este artículo, puesto que los oficiales y subalternos de ese nuevo cuerpo carecían hasta de una escuela propia para la preparación de sus oficiales.
Harto ya, mi padre y sus compañeros, de las 
injusticias y vejaciones que sufrían por parte no sólo de un tal teniente Camargo sino del propio funcionamiento de la escuela de oficiales, tomó la decisión, como brigadier general que era, de no permitir más esa situación humillante. Le fue aplicada la pena del calabozo por haberse atrevido a abordar al  Ministro del Interior de entonces, que se encontraba por otros motivos en la escuela, y a quien presentó por escrito las razones de por qué era imperativo crear un cuerpo autónomo de policías detectives (para conocer  lo que sucedió, en una conmovedora narración hecha por, Carlos Rodríguez Hurtado, uno de sus compañeros, que además participó en la protesta, hacer clic en este enlace: http://asoglopip.blogspot.com/2011/05/dia-del-cadete-cipita-la-historia.html ). 
Mi padre es uno de los poquísimos de su promoción, sino el único, que llegó al grado más alto en la carrera de Policía (Teniente General), y lo hizo por mérito propio, no soboneó, ni se corrompió, ni reptó para conseguirlo. Brillar ha sido siempre su estado natural, ya que desde niño destacó en los estudios, estando casi siempre en el primer puesto de su clase, siendo el segundo puesto lo más bajo que cayó. Terminó la Escuela de Oficiales de la Policía siendo Espada de Honor.
Sus compañeros, tanto de colegio como de universidad (la San Marcos, donde hizo la carrera de Derecho) pensaban que se dedicaría a la literatura, y es que solía no solo escribir sino recitar poesías -le gustaba mucho Chocano-, otros pensaban que se dedicaría al canto, por la hermosa voz de tenor que había heredado de su madre, mi abuela Carolina.
Como ven, mi padre, Teófilo Aliaga Salazar,  fue un hombre, en muchos aspectos, brillante, en otros, por increíble que parezca, y pese a sus dos profesiones, algo cándido, con esa ingenuidad propia de la gente que nace en provincia, quizá se deba a que, aunque él nació y se crió en Lima, sus padres y abuelos fueron originarios de José Galvez, Cajamarca. 
Recuerdo a mi padre casi siempre vestido de traje y corbata, sentado ante la máquina de escribir, y yo era capaz de mirarlo en silencio y durante horas, escondida debajo de algún sillón o mesa, mientras  ametrallaba la hoja de papel con su máquina de escribir, exponiendo sus tesis e ideas, o cantando júrame a voz en cuello en medio de la sala (algo que hacía también frente al volante), o escuchando su música en la radiola con la luz apagada... tántas veces me quedé dormida en el suelo, oculta entre los fondillos de los muebles, mirándolo, no, admirándolo estudiar y trabajar hasta las y tantas de la madrugada. Para mí no había otro como mi papá, él era mucho más inteligente y exquisito que el uniformado policía Matute de Don Gato. Mi papá era detective como Dick Tracy -nos había informado mi madre- por eso no usaba uniforme, aunque, claro, no tenía ese teléfono de pulsera para mantener vídeo-llamadas como Tracy -Gracias, Dios, por Steve Jobs-. sin embargo, para mí y para mis hermanas, nuestro padre era el más bonito del mundo entero
Nacido bajo el sacramento matrimonial, fue, sin embargo, abandonado por el abuelo antes de nacer, y sacado adelante con el trabajo de la abuelita Carolina Salazar de Aliaga -mis abuelos nunca se divorciaron-, quien se dedicó a la manutención de sus dos hijos, trabajando como planchadora en una tintorería. Mi padre fue un niño pobre, pero inmensamente amado por su madre, su hermana, sus abuelos y primos, y debido a que recibió tanto amor es que sabe darlo.

Si Teófilo no hubiera estado amarrado por la institución, su mujer, su madre, sus cinco niños con sus perros, canarios, gatos, conejos y todo bicho que se les iba ocurriendo a los niños llevar a casa... quizá hubiera sido un trotamundos como sus hijos, pero materializó sus impulsos aventureros cambiándose, si no me falla la memoria, alrededor de 20 veces de domicilio. Mis hermanos y yo nos reímos mucho al recordar que más de una  vez perdió dinero en la reformación y reventa de sus propiedades, dejando patente, por lo menos en un principio, que su fuerte no estaba en los negocios, de los cuales creó muchos, nunca se dio por vencido, ja, ja, ya con el tiempo fue mejorando mientras fue creando empresas de todo tipo, desde taller mecánico automotriz, empresa de importaciones ALMÓN (de Aliaga-Monge, y en la que fuimos incluidos los cinco hijos al completo, solo faltaron los perros), ONGs, institutos, partidos políticos, oficina de asesoría legal, revista, colegio, etc. etc. Desde muy pequeña ví a mi papá ideando siempre algo nuevo, ya para su institución, ya para nuestro país, ya para el bienestar de la familia.
De esta aguerrida madre heredó, como he dicho ya, la bonita voz, el amor por el trabajo y su honrosa costumbre de no decir palabrotas (lo más fuerte que le he escuchado decir en los tres o cuatro momentos momentos de absoluto descontrol y enojo ha sido: ¡Carajo!. Y es que mi padre es, ante todo,  un oficial y caballero con corazón de león y labios de monja. No fue sino hasta que pasé a la secundaria que fui  expuesta a una catarata de 'floritura verbal' de alto calibre, la cual aprendí de forma rápida, creativa (¡¿?!) y diligente, para sobrevivir en aquellos nuevos patios, pasillos y aulas de mi maravilloso colegio, curiosamente de monjas, de la secundaria, ja, ja, jaaaaaaa. 
   
'El loco Aliaga' ha visitado varios países, en muchos casos invitado por Gobiernos como Estados Unidos, China, Argentina, Rusia, Panamá... 
Trabajó, trabajó y trabajó, en más de una ocasión combinando dos trabajos, consistiendo uno de ellos en la venta de enciclopedias de puerta en puerta (quizá por ello mi hermana mayor se hizo, mucho tiempo después, Testigo de Jehová), de modo que a nosotros, su familia, nunca nos faltó nada. Pero no todo fue chamba, qué va, Félix, como le llama su familia, supo sacar provecho de la vida. Fueron numerosas las reuniones en casa celebrando sus cumpleaños durante dos y hasta tres días seguidos. Lotty y Guillermo Castillo, el gracioso Chiquitín, su amigo y compadre: el loco Guzmán y su mujer Tarcila con su espectáculo tanguino; el Almirante Pareja y su fina esposa Anita, los entrañables tíos Carlos y Cruz Rivas, las abuelitas que, como dice la canción, eran  “ Una morena y una rubia”, la trigueña, alta, la rubilla, baja; la primera, seria; la otra, un pase de vueltas. Era además infaltable mi hermana Rocío tocando el piano para los invitados, mientras el resto de los cinco éramos confinados a la parte alta de la casa, desde donde, empijamados, espiábamos desde la escalera lo que ocurría allá abajo.
A punto estuvo, a puntito, de alcanzar la Dirección de su institución, era un nombramiento anunciado e inevitable, sin embargo, en un juego político del APRA se lo impidieron, y aprovechando una acción de 'limpieza' de las fuerzas policiales, lo pasaron a retiro junto con una horda de oficiales, algunos de ellos intachables, otros salpicados con manchas, cual dálmatas. y otros, renegridos por el lodo, un fango que mi padre jamás, vio ni tocó.
Ésos son los momentos en que uno descubre quién es amigo y quién se ha arrimado sólo por el nauseabundo interés arribista. Las cucarachas no sólo trepan, sino que vuelan, ojo, que yo las he visto planear en todo tipo de cielos.
Mi padre no es, ni ha sido nunca un santo, ¿quién lo es?, sobre todo habiendo crecido bajo el mal ejemplo de un padre y una sociedad   pacata y machista, pero de lo que intentaron inculparlo era total y absolutamente ajeno. El puesto de Director de la PIP era un puesto político, y había que ensuciarse o, institucionalmente hablando, morir. Ni siquiera le dieron tiempo a elegir, mi padre representaba una piedra en el camino para los intereses del nuevo y corruptísimo primer gobierno de don Alan García Pérez.
Una vez fuera, mi viejo dio el examen que le faltaba para graduarse, y se recibió de abogado, a los cincuenta y pocos años de edad, para orgullo nuestro y ejemplo de otros.
Una de sus proyectos aventureros fue crear un colegio, el Toffler, donde mi madre y él hicieron durante 8 años mucha labor pedagógica y humana, sobre todo esto último, con esos chicos con pocos recursos. 
Estoy agradecida a Dios por el Padre excepcional que me ha dado, no es perfecto, ya lo he dicho, y el que lo sea que tire la primera piedra, pero que la tire suave, porque le caerá encima.  El problema no es equivocarse, sino que falte la valentía de admitirlo y la inteligencia para sacar de ello una lección, mi padre sabe hacer ambas cosas. 
Esto fue lo que leyó mi papá en el muro del oscuro calabozo donde injustamente lo confinaron por una semana cuando, siendo un cadete veinteañero de la Escuela Nacional de Policía, se enfrentó a sus abusivos superiores:   " Sólo tienen el desolado privilegio de no haber errado jamás, los que nuncan han hecho nada".

Les digo algo: nadie me ha amado jamás como mi padre, nadie, y es que el amor incondicional y desinteresado sólo puede provenir del corazón de los padres, esa es la prueba del origen divino del ser humano. El amor de pareja es, y tiene que ser, un intercambio; lo mismo sucede con la amistad, los primos, los tíos y otros parientes, pero los padres, cuando lo son de forma cabal, sólo saben dar, dar y dar, y no hablo de objetos, sino de dar de uno mismo. 
No siempre se sabe apreciar lo que los padres nos dan, y hasta guardamos resentimientos porque no nos dieron su amor de la manera que nos habría gustado. Por experiencia propia sé que esos sentimientos provienen de un alma egocéntrica, rígida, egoísta y malagradecida. Hay un tiempo para todo, y llega un momento en la vida de cada ser humano en que tiene que dejar de ser hacer berrinches y pataletas, lo cual implica, dejar de ser esclavo y víctima de sentimientos y emociones victimistas y perniciosamente auto-indulgentes.
Lo cierto es que cada persona muestra su amor de la manera que le es natural, y, a veces, esa manera no tiene nada que ver con nuestra manera de entender el amor. Es impostergable crecer, salirse de la órbita del ego y del uno mismo, de modo que abandonemos el papel de víctimas y de centro del mundo, ese mundo de la insatisfacción constante y de la carencia perpetua, de modo que trascendamos de la postura de patéticos adultos  mamones, y empecemos a mirar la vida, y a todos los personajes que ella contiene, con amor, lo cual exige gratitud, reconocimiento, respeto, honra, veneración y compasión.
He abandonado hace mucho esa etapa egocéntrica y megalómana, en la que vivía mirándome el ombligo, y me he topado con todo el amor, dedicación y sacrificio de mis padres, y desde el fondo de mi corazón los bendigo, los honro y los aplaudo, sobre todo, y como dijo mi padre en mi boda civil, “!los felicito por haberme tenido!” (je, je, je).
Los invito a reflexionar sobre vuestros padres. En este caso he querido, con estas lineas, honrar a mi padre, y ponerle una condecoración -una más a la recatafila que ya tiene- por su amor incondicional hacia mí, mis hermanos, mi madre, mi abuela, mis sobrinos, su patria, su institución, el mundo y Dios.
Te amo con la vida, papito lindo!
Denise Ingrid Aliaga Monge. Buenos Aires, 14 de febrero del 2008


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